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AMBIENTE

El hambre tiene sexo

ARTEMISA NOTICIAS


Por Flavia Mameli | 6.5.2008

La crisis alimentaria generada por la suba de precios de los alimentos de consumo básico afecta al mundo entero. Las mujeres y l@s niñ@s son l@s más perjudicad@s ya que el fenómeno provoca que las familias deban reducir su presupuesto para comida, y que las mujeres redoblen sus esfuerzos para administrar sus bajos sueldos y los escasos recursos con los que se cuenta. Hasta el momento, ningún gobierno ha encontrado la salida.

Distintas organizaciones internacionales, entre ellas el Fondo para la Agricultura y la Alimentación (FAO), han calificado de extremadamente grave la subida del precio de los alimentos, que ha generado »disturbios del hambre» en 37 países en desarrollo. El análisis es compartido por la organización humanitaria World Vision (WV), que expresó que la crisis alimentaria generada a partir del aumento de precios de alimentos de consumo básico afecta al mundo entero, aunque admitió que las mujeres serán las más perjudicadas ante la escasez de productos y el incremento de su valor.

Susanna Oliver, directora de Programas de WV en España afirmó: “donde las mujeres y niñas son muchas veces cabezas de familia y administran los alimentos, ellas serán las afectadas directamente”. Sin embargo, Oliver señaló que la situación de las mujeres es paradojal: »ellas son las que pueden tener un papel más activo, son las que pueden salir a las calles y gritar: ‘¡No me alcanza!».

Con esta preocupación, los directivos de las agencias y organizaciones de Naciones Unidas se reunieron la semana pasada para diseñar un plan de choque que permita a la comunidad internacional hacer frente a la crisis alimentaria global. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recordó con gran preocupación que »3,5 millones de niñ@s mueren cada año por malnutrición» y que con los altos precios las familias en países en desarrollo deben reducir su presupuesto para comida, con las consecuencias que ello conlleva.

La crisis encuentra su origen en el fuerte incremento de los productos de consumo básico, lo cual golpea principalmente a países africanos y latinoamericanos. Las alzas en los precios del maíz, el trigo, el arroz, y oleaginosas – que en algunos casos han superado el 100 por ciento – pronto provocaría que casi 16 millones más de latinoamerican@s caigan en la indigencia. Como consecuencia, se estima que la salud de l@s habitantes de la región se verá seriamente amenazada, y por lo tanto, el clima social.

La sociedad civil culpa al neoliberalismo

A mediados de abril se realizó en Brasilia la Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria, por los Derechos y por la Vida, donde integrantes de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) declararon que la soberanía alimentaria es un principio, una visión y un legado construido por los pueblos. Tomando en cuenta el desarrollo económico de América Latina, se discutió cómo llevar adelante alternativas basadas en la soberanía alimentaria y en la construcción de un plan de acción de la sociedad civil.

La declaratoria final de la conferencia es terminante: »el hambre y la pobreza no son producto de la casualidad, sino de un modelo que viola el derecho a la vida digna de las personas y de los pueblos, acrecentando la subordinación de la mujer, explotando su trabajo e invisibilizando su aporte social, económico y cultural». Poniendo el acento en los 81 millones de personas que habitan el globo en condiciones de miseria, el texto concluye: »La liberalización económica, como único camino para el desarrollo, impulsado por la agenda corporativa neoliberal, es directamente proporcional al crecimiento de la pobreza y el hambre en la región».

Recetas

En Argentina, el problema de la suba de precios está en la lista de prioridades por resolver, aunque más allá de los supuestos controles – anunciados pero no corroborados -, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner todavía no logra un plan que frene la suba.

Y no es poco lo que está en juego: Argentina es el tercer exportador mundial de soja (luego de Estados Unidos y Brasil) y el primero de aceite. Sin embargo, en medio de arduas negociaciones entre el campo y el gobierno, 17 millones de hectáreas sembradas no alcanzan para generar un modelo que satisfaga la demanda local de productos, y que detenga la carrera ascendente de precios.

Es lo que se intenta lograr en Brasil, y también en Francia. El gobierno de Lula busca estimular la producción de alimentos mediante créditos blandos, y descarta poner trabas a las exportaciones. Al otro lado del océano, el gobierno de Sarkozy acaba de adoptar una serie de medidas destinadas a incentivar la competencia, permitir la libre negociación de precios entre productores y distribuidores y simplificar el funcionamiento de la vida empresarial.

Con un mismo objetivo, los gobernantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia acaban de firmar un acuerdo para la implementación de programas que garanticen la soberanía alimentaria regional. Así buscan formar un frente común para atacar los problemas que trae consigo la crisis de los alimentos.

Mientras tanto, Túnez y Haití ya se declararon en estado de emergencia alimentaria.

La gama de políticas que pueden desplegarse es variada, y dependerá de la realidad de cada país y la experiencia que tenga en el manejo de la situación fiscal y la política de redistribución del ingreso. Los gobiernos deberán optar entre abastecer las necesidades de los pueblos o mantener el crecimiento de sus economías.

http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=2&idnota=5633

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